Los fármacos no actúan en todas las personas por igual: la gran importancia de la farmacogenética (2024)

MADRID, 22 Jul. (EDIZIONES) -

La farmacogenética es una disciplina que estudia cómo las variantes genéticas pueden influir en cómo actúan los fármacos sobre nuestro organismo. Algunas personas tienen cambios genéticos que se asocian a un mayor riesgo a desarrollar toxicidades, o bien a una falta de eficacia tras recibir un fármaco específico.

“Conocer el perfil farmacogenético de un paciente permite utilizar esa información para seleccionar la dosis, o el fármaco que mejor se ajusta a cada persona, y ofrecer tratamientos más seguros y eficaces a cada individuo”, explica en una entrevista con Europa Press Infosalus la doctora Cristina Rodríguez-Antona, presidenta de la Sociedad Española de Farmacogenética y Farmacogenómica (SEFF).

Es más, subraya que la farmacogenética es una parte integral de la medicina de precisión dirigida a la mejora de los tratamientos farmacológicos. “La medicina de precisión tiene como objetivo proporcionar estrategias preventivas, diagnósticas, y terapéuticas personalizadas a cada paciente. La implementación de la farmacogenéticos en los servicios de salud contribuye a impulsar la medicina de precisión en nuestro país”.

CÓMO ‘FUNCIONAN’ LOS MEDICAMENTOS EN EL ORGANISMO

Tal y como detalla la presidenta de la SEFF, las reacciones adversas que causan los medicamentos son un problema sanitario de primer orden: “Se estima que se sitúan entre las diez primeras causas de muerte. Una parte importante de las reacciones adversas se deben a factores externos, como las interacciones medicamentosas, pero hay parte que se deben a factores genéticos. Estas últimas son prevenibles mediante la realización de un sencillo test farmacogenético que ayude a seleccionar el tratamiento”.

En algunos casos esa intolerancia se debe a alteraciones genéticas en enzimas metabolizadoras de fármacos que reducen su actividad enzimática; “si no somos capaces de metabolizar algunos medicamentos, estos se acumulan y alcanzan concentraciones altas que producen toxicidad; en otros casos, se deben a reacciones alérgicas y algunos biomarcadores nos permiten predecirlas”, defiende.

Además, destaca la doctora Rodríguez-Antona que podemos mejorar la tolerabilidad de algunos medicamentos si ajustamos la dosis a la capacidad que tiene el paciente para metabolizarlo. “De esta forma, ajustamos la dosis para conseguir la misma eficacia sin riesgo de toxicidad. Para algunos medicamentos basta con conocer el biomarcador farmacogenético, pero en otros casos se miden las concentraciones plasmáticas para ajustar la dosis, como en el caso de la ‘digoxina’ (para tratar las arritmias, por ejemplo)”, añade.

Para otros medicamentos, según prosigue esta experta, se mide el efecto farmacológico para individualizar el tratamiento. Por ejemplo, cita que en los pacientes tratados con ‘Sintrom’ (anticoagulante) se mide la actividad anticoagulante mediante el ‘INR’ (índice que indica el tiempo que tarda en coagular una persona), y se ajusta la dosis para conseguir evitar la trombosis, y sin aumentar el riesgo de sangrado.

“Es importante recalcar que hasta ahora sólo hay biomarcadores farmacogenéticos para unos pocos medicamentos, por lo que tenemos que seguir investigando para buscar nuevos biomarcadores que nos permitan mejorar nuestra capacidad para predecir la respuesta a los fármacos”, afirma la presidenta de la Sociedad Española de Farmacogenética.

Por esto, insiste esta experta, en que es por ello fundamental el animar a los pacientes a participar en los proyectos de investigación, tanto en los estudios observacionales como en los ensayos clínicos: “En los estudios observacionales solamente se toma una muestra para buscar biomarcadores que se correlacionen con lo que ocurre en la práctica clínica diaria, es decir, no se modifica el tratamiento prescrito, sino que se buscan marcadores que se asocien con la forma de responder el paciente”.

LOS TEST FARMACOGENÉTICOS

Antes recordaba la doctora que los test farmacogenéticos son importantes a la hora de evitar reacciones adversas en los medicamentos. Consisten, tal y como detalla, en análisis genéticos para identificar variaciones en los genes de una persona que definen la formar de responder a los fármacos: “Estos análisis se realizan en el ADN obtenido a partir de una muestra de sangre o saliva. En el caso de patologías cancerosas, los análisis se realizan en una biopsia de tumor. Para algunos medicamentos las pruebas farmacogenéticas son muy importantes porque la ficha técnica indica que son obligatorias para poder utilizar ese medicamento”.

En algunos casos porque el biomarcador permite predecir una respuesta adecuada (eficacia), por ejemplo, es necesario demostrar una sobreexpresión de HER2 (un factor de proliferación celular) en la biopsia de cáncer de mama para poder utilizar ‘trastuzumab’ (un medicamento) en estos pacientes. En otros casos porque el biomarcador permite evitar un riesgo de reacciones adversas graves, como puede suceder, por ejemplo, según apunta, con los portadores del alelo ‘HLA-B*57:01’, que no deben recibir ‘abacavir’ (otro medicamento), por el alto riesgo de hipersensibilidad grave.

LA MITAD DE LOS FÁRMACOS CUENTA CON BIOMARCADORES GENÉTICOS

En este sentido España, recuerda la presidenta de la SEFF que en torno al 53% de los fármacos aprobados presenta algún biomarcador genético asociado a su ficha técnica, fundamentalmente en el campo de la Oncología. “Es de esperar que, en el futuro, la selección de fármaco, dosificación, y plan de seguridad, venga condicionada por la inclusión de un biomarcador farmacogenético. Hasta hoy, la realización de estas pruebas (si se realizan y qué genes se estudian) depende de los centros hospitalarios”.

Sin embargo, sostiene esta experta que con la reciente incorporación de los análisis farmacogenéticos a la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud se espera que esta situación cambie y se regule la implementación de las pruebas farmacogenéticas.

Actualmente los genes más analizados en los laboratorios de farmacogenética (sin contar los que se realizan en biopsias tumorales) son:

- DPYD para pacientes con cáncer de colon o de mama que van a recibir ‘fluorouracilo’ o ‘capecitabina’.

- UGT1A1 en pacientes con cáncer de colon que van a recibir tratamiento con ‘irinotecán’.

- TMPT y NUDT15 para pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal u otras enfermedades autoinmunes que van a recibir tratamiento con ‘azatioprina’ o ‘mercaptopurina’.

- HLA-B*57:01 en los pacientes con infección por VIH que pueden recibir tratamiento con ‘abacavir’.

- CYP2C19 para pacientes que reciben ‘clopidogrel’ (un antiagregante) por patologías cardiovasculares o cerebrovasculares, o v’oriconazol’ (un antifúngico) para el tratamiento de infecciones por hongos que son muy graves porque suelen afectar a pacientes inmunodeprimidos.

“Los tratamientos oncológicos suelen ser agresivos y la falta de eficacia puede tener graves consecuencias en los pacientes. Existen variantes genéticas asociadas a efectos adversos muy severos, o incluso fatales, que pueden prevenirse mediante un test farmacogenético hecho previamente al tratamiento”, incide esta doctora.

Es más, Rodríguez-Antona sostiene que los pacientes que portan una variante que se asocia a un alto riesgo de toxicidad grave deben recibir otro fármaco alternativo, o una dosis menor.

Por otra parte, resalta que las terapias dirigidas son cada vez más comunes en Oncología: “Esto quiere decir que existen tratamientos dirigidos a una alteración específica de las células tumorales, pero ésta está presente en sólo algunos tumores. Los tratamientos con fármacos antitumorales dirigidos a una diana específica requieren de tests genéticos que determinen si la alteración está presente en el tumor. De hecho, en determinados tumores como el de pulmón, el número de alternativas terapéuticas es alto y el tratamiento se dirige de acuerdo a las alteraciones detectadas en el tumor. De este modo, la farmacogenética permite interpretar el perfil genético del individuo y de su tumor, así como seleccionar el medicamento más apropiado y la dosis óptima para cada paciente con cáncer”.

UNA MEJOR EFICACIA Y SEGURIDAD DE LOS MEDICAMENTOS

Con todo ello, esta especialista mantiene que conocer las variantes farmacogenéticas mejora la eficacia y seguridad de los medicamentos, tal y como describe esta especialista, al mismo tiempo que señala que el paciente tiene un menor riesgo de desarrollar toxicidades y un mayor beneficio clínico.

“Esto también se traduce en una mejora para los sistemas sanitarios, pues se reduce el número de hospitalizaciones, pruebas clínicas y consultas médicas, además de evitar el coste de tratamientos que resultan inefectivos, o que provocan toxicidades en algunos pacientes”, destaca la doctora.

La farmacogenética aporta beneficios directos e indirectos, según resalta, al aumentar la eficacia y disminuir los efectos adversos, los ingresos en urgencias por reacciones adveras o incluso muertes: “La realización de pruebas farmacogenéticas antes de iniciar un tratamiento implica ventajas para el paciente que lo va a recibir, porque permite adaptar el tratamiento en función de su perfil genético, por ejemplo, modificando la dosis (no dar la estándar, sino aumentarla o disminuirla en función del resultado de un test genético)”.

Igualmente, entre otras ventajas apunta que la implementación de la farmacogenética en la práctica clínica permite seleccionar desde el primer momento el fármaco más adecuado para cada paciente concreto, con lo que se va a conseguir una mayor eficacia, con menos riesgo de efectos adversos. “De esta forma, se evita tratar a los pacientes que van a tener reacciones adversas o que no van a responder al tratamiento”, añade.

UNA MEJORA DE LA CALIDAD ASISTENCIAL PARA EL SNS

Para el SNS, según incide la presidenta de la SEFF, supone una “mejora de la calidad asistencial” porque los pacientes tienen que esperar menos tiempo para conseguir el tratamiento más adecuado a la dosis precisa; así como una reducción del coste sanitario porque evita el consumo de fármacos ineficaces, a la vez que reduce el número de consultas, de pruebas diagnósticas, y de todos los costes asociados al manejo de las reacciones adversas. “El problema es que todavía no existen biomarcadores farmacogenéticos para todos los medicamentos”, reitera esta experta.

No obstante, sí celebra que el uso de tests farmacogenéticos es cada vez más común en España, si bien lamenta Cristina Rodríguez-Antona que a día de hoy existen diferencias entre hospitales. “En junio del pasado año se fijó un catálogo de pruebas farmacogenéticas en la cartera de servicios del SNS, lo cual es un paso importante para garantizar que los pacientes tengan un acceso equitativo y hom*ogéneo a las mismas”, agrega.

Eso sí, en su opinión, sigue habiendo temas pendientes, como la puesta en marcha de estándares de calidad y la acreditación de los laboratorios, así como trabajar en hacer difusión sobre la farmacogenética y los recursos existentes, tanto en el entorno científico y sanitario para mejorar la formación de los profesionales, como a nivel divulgativo.

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